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miércoles, 29 de mayo de 2013

LA HISTORIA DE DUNKEL


NOTA IMPORTANTE: 

DEBIDO A LA GRAN CANTIDAD DE GENTE QUE ME SOLICITA CONSEJO VIA BLOG Y MAIL QUE ME HACE PASAR FRENTE AL ORDENADOR INFINIDAD DE HORAS (ENTRE RESPONDER A LA GENTE Y COMPLETAR EL BLOG)  SIN QUE NADIE TENGA A BIEN RECOMPENSAR ECONOMICAMENTE MI ESFUERZO, HE TOMADO LA DECISIÓN DE DEJAROS EL BLOG DE FORMA GRATUITA, EL CUAL IRÉ COMPLETANDO A MEDIDA QUE TENGA MAS INFORMACIÓN, PERO A PARTIR DE AHORA, SI ALGUIEN QUIERE MIS CONSEJOS, LE PEDIRÉ QUE DONE SU VOLUNTAD, ANTES DE YO RESPONDER. 

HE TOMADO ESTA DECISIÓN PORQUE VEO QUE HE SALVADO LA VIDA DE MUCHOS GATOS PERO NADIE PARECE RECOMPENSAR ESA AYUDA Y SIN EMBARGO SI PAGAN DE BUENA GANA A LOS VETERINARIOS QUE NO SUPIERON TRATAR A SUS ANIMALES.

A LA IZQUIERDA VERÁN USTEDES UN BOTÓN PARA DONAR. NO EXIJO UNA CANTIDAD DETERMINADA SINO UNA VALORACIÓN A MI ESFUERZO Y A MI TIEMPO.

Para todo el que descubra que su gato es diabético y sienta que el mundo se le cae encima, os aseguro que esa es solo la primera sensación. Después descubres que el problema no es tan grave y que como la diabetes en las personas, tiene fácil solución. Os cuento mi caso personal:

Vivíamos en Bélgica, cuando descubrimos que nuestro gato de 8 años se estaba quedando esquelético a pesar de comer más que nunca porque parecía tener un hambre voraz. También comprobamos que bebía muchísima agua, de hecho, en alguna ocasión llegó a dejar su cuenco completamente vacío y de cada grifo de donde saliera agua, mi gato siempre estaba presto a poner su boca debajo, como si no tuviese suficiente con el agua del cuenco.  Poco a poco, las costillas se le iban notando más y más, fue perdiendo energía y finalmente comprobamos que a penas se mantenía en pie, le costaba caminar, dejó de limpiarse por lo que olía fatal y llegar a su comida era casi una excursión de media mañana porque el pobre debía de hacer paradas para descansar antes de poder llegar a su comedero. 

Fue entonces cuando decidimos llevarlo a una clínica veterinaria donde, por cierto, nada más verlo, solamente basándose en su apariencia física, nos dijeron que era diabético. ¿Diabético? ¿Pero la diabetes no es una enfermedad exclusivamente de humanos?, pensé yo. Pues evidentemente no. Le hicimos una analítica completa y comprobamos con asombro que su nivel de azúcar estaba en 580 mg/dl, a punto de darle un coma diabético ya que nos explicaron que el tope estaba en 600 lo que significaría coma diabético, y posiblemente muerte. Por supuesto nos dijeron que para sacarlo adelante debíamos inyectarle insulina cada doce horas pero al principio yo me negué porque pensaba ingenuamente que sería doloroso para él y se rebelaría al ver la aguja, pero cuando finalmente decidimos que si queríamos salvarlo, la insulina era el único remedio, nos dimos cuenta que cuando le pinchábamos, no parecía enterarse de nada. Es más, cuando me veía con la inyección en la mano, él mismo se tumbaba y se quedaba muy quieto hasta que le ponía su dosis.

Comienza la pesadilla

Sin embargo, para llegar a este punto, pasamos por una odisea de libro, dando con todo tipo de veterinarios incompetentes, ya que si uno era malo, el siguiente era aún peor. En nuestro caso, buceamos muchísimo por Internet buscando información sobre la diabetes felina y he de reconocer que mi gato sigue vivo gracias a la información que sacamos de este gran invento que es Internet o de la experiencia de otras personas y no por la información facilitada por los veterinarios que fue CERO ya que no nos explicaron ni que es la cetoacedosis, ni que peligros había con los picos de la glucosa, ni que significaba una hipoglucemia ni como ayudarle en caso de sufrir una... Es por ese motivo que quiero dejar constancia de nuestra experiencia, por si a alguien le es de ayuda.


De veterinario en veterinario y de insulina en insulina.


La primera veterinaria que visitamos y que nos confirmó que Dunkel era diabético comenzó poniéndole  Lantus y le fue de maravilla pero al poco tuvimos que cambiar de clínica veterinaria porque esta mujer se veía incapaz de tratarle ya que no estaba segura de las dosis correctas ni del alimento ni de nada y nos dimos cuenta de que no sabía responder a nuestras preguntas. Tenía tantas dudas sobre la diabetes felina que no nos dio ninguna confianza y decidimos cambiarnos a otra clínica donde tuvieran más experiencia.  En la segunda clínica, a pesar de que nosotros insistimos en que Lantus le estaba funcionando, le cambiaron la insulina a otra llamada Caninsulin, que está mas diseñada para perros que para gatos, y de hecho, a mi gato le fue bastante mal. Esta insulina provocó que su glucosa subiera un poco más en vez de bajar. Le pedimos a la veterinaria que nos recetara otra insulina porque Caninsulin le iba a llevar al coma, o lo que es peor, a la muerte, a lo que ella se negó. 

Ya que nuestro gato había empeorado bastante con Caninsulín y aquella veterinaria se negaba a ponerle otro tipo de insulina, decidimos cambiarnos a otra clínica, la tercera, con la esperanza de encontrar a algún veterinario que realmente se preocupara por sanar a nuestro gato. Esta nueva veterinaria nos dijo que el motivo de que no funcionara Caninsulin era que la dosis que le poníamos era demasiado baja. En un principio nos pareció muy profesional y hasta nos comentó que había tratado tigres y otros grandes felinos porque los felinos eran su especialidad, cosa que pudimos observar en las fotografías que había por toda la clínica. Sin embargo nuestras buenas vibraciones con ella, cambiaron cuando insistió en ponerle 6 unidades por la mañana y 6 por la noche, lo cual nos sorprendió porque nosotros habíamos leído en Internet que 4 unidades era el tope para un gato (sobre todo teniendo en cuenta que mi gato entonces pesaba solo 3,800 kg) y se lo comentamos a ella. Su respuesta inmediata fue "la veterinaria soy yo y estoy acostumbrada a tratar gatos diabéticos. Se lo que me hago". 

Como era lógico, a los tres días de comenzar con esta dosis, mi gato sufrió una bajada de azúcar. Se orinó y se defecó encima por lo que tuve que bañarlo para limpiarlo. Cuando lo estaba sacando de la bañera comprobé que algo no iba bien. Me miraba como si no me conociera y movía la cabeza a los lados muy rápidamente como si tampoco reconociera el baño. Sus ojos reflejaban puro pánico. Enseguida, gracias a Internet como digo, supe que le estaba dando una hipoglucemia y tal y como había leído, le metí en la boca mermelada con azúcarRápidamente, el gato comenzó a reaccionar así que lo terminé de secar y lo preparé para llevarlo a la clínica. La veterinaria causante de la hipoglucemia se negó a atenderme porque era la hora de la comida. Yo le insistí en que debía atenderme porque mi gato se me estaba muriendo en mis brazos y yo no sabía qué hacer, a lo que ella, con un alto grado de profesionalidad, me respondió que debía esperar dos "horitas de ná a que terminara su pausa" cosa que no estaba dispuesta a hacer. Esto es como si te da un ataque al corazón y tu médico te dice que te esperes dos horas porque es la hora de la comida. En fin, que como es natural, tuvimos que buscar otra clínica veterinaria, la cuarta, elegida al azar donde pudieran salvar a mi gato.

Para mi sorpresa, esta otra veterinaria me confesó que no tenía ni idea de diabetes en animales. Increíble pero cierto. Yo no tenía tiempo ni ganas de buscar otra clínica que estuviera abierta a esas horas (la hora de la comida) y pudiera atender a un gato tembloroso y medio muerto así que le insistí en que me ayudara como pudiera. Ella estaba más asustada que yo porque no sabía qué hacer con mi gato y la verdad es que yo cada segundo que pasaba me iba "cabreando" más con la falta de profesionalidad de aquellos veterinarios. Entonces, de un cajón, sacó una caja llena de polvo que contenía un glucómetro y me dio las instrucciones de su uso, para que fuera leyendo yo cómo se manejaba (y luego se lo contara a ella), mientras ella le hacía un chequeo a mi gato. Sin comentarios. Finalmente, a la veterinaria se le ocurrió darle a chupar un tubo  de pasta con azúcar que le hizo revivir y le normalizó su nivel de azúcar. 

Visto que esta mujer no sabía nada de diabetes y a la antigua veterinaria no estaba dispuesta a volver, nos vimos obligados a cambiar nuevamente de clínica veterinaria, la quinta, y ésta le puso una dosis más baja... de Insulatard, otra nueva insulina. Esta nueva insulina  no pareció mejorar a mi gato en ningún sentido y para colmo, dos semanas después le dio una nueva bajada de azúcar. Mi gato estaba durmiendo en el sillón cuando de repente soltó un grito espeluznante que jamás le habíamos escuchado, nos buscó con la mirada y en el mismo sillón donde estaba tumbado, se orinó, defecó y vomitó, todo al mismo tiempo. Sus ojos, de nuevo, reflejaban puro pánico. Comenzó a jadear mientras maullaba y se quedó tieso como un palo, tumbado boca arriba, con las patas totalmente estiradas, los ojos y la boca abierta y con la lengua afuera. No respiraba. Mi gato estaba muertoRápidamente, con una jeringuilla (sin aguja) le metí agua mezclada con bastante azúcar hasta la garganta y al instante, como un milagro, metió la lengua, cerró la boca y comenzó a parpadear. Había vuelto a la vida, pero si yo no hubiera estado en casa en ese momento, al llegar me lo encuentro muerto. 

Se acaban los veterinarios


Mi gato se fue recuperando poco a poco hasta normalizarse del todo pero nosotros finalmente decidimos no acudir mas a ningún veterinario porque después de visitar 5 clínicas en total nos dimos cuenta de que cada uno tenía su propia versión de cómo tratar a un gato diabético, cada uno quería darle una dosis distinta y una marca de insulina distinta. No parecían haber estudiado la misma carrera universitaria. Nosotros pensábamos que debía existir un manual veterinario sobre cómo actuar con un gato diabético según la edad, el peso y el nivel de glucosa pero enseguida nos dimos cuenta de que esto no era así y por ese motivo, ningún veterinario estaba de acuerdo con el anterior o el siguiente. Sus decisiones parecían basadas en "ocurrencias" y no en estudios o en años de experiencia. Nos habíamos dejado un dineral entre visitas a clínicas, pruebas médicas, jeringuillas e insulinas y nuestro gato estaba peor que al principio de visitarles. Lo único que parecían tener claro estos veterinarios era cuanto dinero cobrarnos, eso si lo tenían claro, aunque nuestro gato no mejorara en absoluto.

Así que finalmente, hartos de veterinarios ineptos e incompetentes, quienes bajo su control, le habían causado dos hipoglucemias en menos de un mes, decidimos acudir a la clínica veterinaria de la mujer que reconoció no saber nada de diabetes (así nos asegurábamos de que no intentaría tratar a nuestro gato), exclusivamente para que nos hiciera la receta de Lantus ya que seguimos los consejos que leímos en internet sobre las maravillas de esta insulina en los gatos y nosotros mismos decidimos que no queríamos otra. Esta veterinaria, como no sabía nada de diabetes, nos hacía la receta de la insulina que nosotros le indicábamos, sin preguntar nada más y por supuesto acertamos, porque Lantus comenzó a mejorarle desde el primer pinchazo. 

He de mencionar que entre medias, me llevé a mi gato a Madrid para que lo vieran en una clínica veterinaria española. ¿Resultado? Un desastre. Una nueva decepción y ésta fue mayúscula. El veterinario al que visité, insistió en hacerle infinidad de pruebas, hasta quería sacarle 4 tubos de sangre para hacerle una prueba de tiroides, a lo que yo me negué porque aún estaba esquelético y muy débil ya que como he dicho, en todo un mes de tratamiento, mi gato había empeorado y apenas se tenía en pie. Además insistió en ponerle Caninsulin en vez de Lantus, a lo que también me negué ya que con Lantus había comenzado a ver mejoría y de hecho, yo ya había probado Caninsulín en mi gato y le había ido muy mal, explicación que este veterinario ignoró. Para rematar la faena, a este hombre solo se le ocurrió gritarme, insultarme y llamarme egoísta por no querer seguir sus consejos. Acabamos dándonos voces en la clínica. En ese momento tuve claro que los veterinarios se acababan.

NOTA: He de añadir que me parece lamentable que la mayoría de los veterinarios no estén al día sobre la diabetes en animales, y que con el objetivo de sacarnos mas dinero, inventen, porque eso es lo que hicieron con mi gato y cuando les provocan una hipoglucemia, o se les mueren por incompetentes, como no son sus animales, ni siquiera se sienten mal y... que pase el siguiente.  Si no llego a sacar a mi gato de las clínicas, lo hubieran matado. Es mi opinión.


La diabetes controlada bajo nuestro criterio

Finalmente, como he dicho más arriba, decidimos que si queríamos que nuestro gato siguiera vivo, debíamos controlarle nosotros mismos la diabetes y pasar de clínicas veterinarias que parecían más interesadas en sangrarnos a nosotros económicamente, que en curar a nuestro gato. Pasamos horas y horas leyendo sobre diabetes (algo que no hacen los veterinarios) y descubrimos que el mayor indicador de que el azúcar está alta, es el consumo de agua. A partir de entonces, nos limitamos a observar la cantidad de agua que Dunkel bebía al día (siempre usaba el mismo cacharro al que había pintado una línea que me serviría como tope de cantidad de agua). Su consumo de agua, nos indicaba la dosis que debíamos ponerle y he de decir que Dunkel comenzó bebiendo medio litro al día, así que imaginaros como dejaba su arenero, como una piscina. Eso si, la comida que le dábamos era especial para gatos diabéticos, Hills m/d combinada con la de Royal Canin. A la izquierda veréis un apartado donde explico las distintas opciones de comidas para gatos diabéticos que existen en el mercado. Esta lista la voy ampliando según voy descubriendo nuevas marcas que puedan comer los gatos diabéticos porque aunque estas dos marcas que he escrito son las más recomendadas por los veterinarios, descubrí más tarde que no son la mejor opción.


Estuvimos 7 años sin visitar ninguna clínica veterinaria porque por suerte, quitando la diabetes, fue un gato muy sano y durante estos años nuestro gato hizo vida totalmente normal. Como he explicado anteriormente, teníamos claro que el mayor indicador de su nivel de glucosa en sangre era el consumo de agua, asi que decidimos controlar la cantidad de agua consumida cada 12 horas, que era cuando le tocaba su dosis de insulina.  En la parte izquierda explico con detalle cómo lo hacíamos. Intentábamos pincharle cada 12 horas exactas pero a veces había una variación de varias horas entre un pinchazo y otro, ya que no siempre podíamos seguir este ritmo a raja tabla. Esto lo digo por la gente que comience a pinchar de nuevas a sus gatos ya que nosotros al principio lo llevábamos tan a raja tabla que abandonábamos a los amigos en sus casas o nos marchábamos corriendo de los restaurantes para pinchar a Dunkel a las 12 horas exactas. Pues no, después descubrimos que tampoco pasa nada si nos desviamos unas horas. Por supuesto que intentábamos no desviarnos mucho pero a veces no quedaba más remedio. No hay que obsesionarse con el reloj.


COMO EMPEZAR A TRATAR A UN GATO DIABÉTICO: ANOTADLO TODO

Cuando ya tengais claro cuantas unidades de insulina debeis ponerle a vuestro gatito y qué tipo de comida vais a darle, yo os aconsejaría que desde el primer día, anotarais todo en un cuaderno, ya que esto os ayudará mucho a corregir las dosis. Yo lo hice con mi gato y llevé un control exhaustivo, durante unos dos meses, de absolutamente todo: cantidad de comida, cantidad de agua, unidades de insulina que le poníamos, sus reacciones (si estaba más o menos letárgico, si jugaba, si estaba activo, si estaba apático, etc). Todo esto lo anotaba diariamente y su peso lo controlaba cada semana. 


Hay más pruebas que podéis hacerle a vuestros gatos sobre todo al principio del diagnóstico de su enfermedad como: analíticas de sangre periódicas, fructosamina, tiras de orina, prueba de la curva del azúcar, etc. Todas estas pruebas os las irá indicando vuestro veterinario y vosotros decidiréis qué tipo de pruebas queréis hacerle y cuales no. 

No quiero que los "primerizos" os asustéis de  todo lo que se os viene encima. Seréis vosotros, sus dueños, los que decidáis qué tipo de pruebas quereis realizar a vuestro gato. Como en la mayoría de los casos la economía de cada uno es la que manda, yo os aconsejaría, sobre todo al principio, una analítica de sangre y de orina, y después, esporádicamente, un chequéo de su glucosa con el glucómetro. Nada más. Con estos datos ya podéis comenzar a tratarlo con insulina.  Eso fue lo que hice yo porque ni compré las tiras de orina, ni el glucómetro, ni le hice pruebas de fructosamina ni nada de nada. La analítica fue suficiente y a pesar de lo grave que estaba mi gato, con 580 mg/dl, salió adelante perfectamente sin todas esas pruebas. No es necesario torturar más al animal con pruebas innecesarias ni gastar más dinero.


A mi gato le diagnosticaron la diabetes con 8 años y vivió hasta los 15 años. Durante esos años, su comportamiento fue totalmente normal: corría, jugaba y saltaba como si fuera un jovenzuelo, aunque su postura preferida era esta que veis aquí. Así que no desesperéis que esta enfermedad, como en humanos, tiene cura. Solo hace falta un poco de paciencia, de dedicación, atención y muchos mimitos. Eso es todo.



Lamentablemente, debido a un fallo renal, Dunkel falleció a la edad de 15 años. 

En noviembre de 2013 comenzó a vomitar con frecuencia y apenas comía. Los veterinarios me aconsejaron sacrificarlo, a lo que yo me negué porque creo que esta medida solo hay que tomarla cuando ya no quedan esperanzas. Este no era su caso. De hecho, conseguimos mantenerlo con cierta calidad de vida hasta el mes de junio de 2014, ya que, excepto por los vómitos esporádicos, él hacía vida normal. Durante estos meses, fue perdiendo peso, pero disfrutaba de sus baños de sol, pedía y daba mimos, se subía donde quería y hasta de vez en cuando corría y jugaba con el gato de mis padres.

Su muerte dejó un vacío muy grande en nuestra casa. Dunkel siempre fue un gato muy especial: cariñoso, mimoso, obediente al máximo...

Me alegro de que su experiencia ayude a otras personas a comprender mejor esta enfermedad y aunque él ya no esté con nosotros, quisiera mantener este blog vivo, por lo que seguiré respondiendo a todo aquel que me pida consejos sobre diabetes felina.


OTRAS WEBS INTERESANTES SOBRE DIABETES EN FELINOS:

http://www.blogveterinario.com/2007/02/diabetes-en-el-gato.html

http://diabetesfelina.deuchi.cl


VIDEO

Hay un video excelente sobre diabetes felina que os puede aclarar muchas dudas. Está en español y explica todo el proceso por el que pasa un gato diabético, como se ve afectado su organismo, cómo se siente el gato, etc. Me ha encantado a excepción de que aqui se recomienda Caninsulin porque antes de la aparición de Lantus, era la insulina que siempre se le daba a los gatos. Lo recomiendo:

https://www.youtube.com/watch?v=_75fgKUk0G8



Si queréis hacerme alguna pregunta al respecto, poneos en contacto comnigo en este blog y responderé a vuestras dudas lo antes posible. No hay que darse de alta. 

Yo siempre respondo a vuestras preguntas o comentarios el mismo día, asi que si veis que tardo en responder es porque no me ha llegado vuestro comentario (a veces falla este blog) por lo que tenéis la opción de enviarme un correo directamente a mi dirección email:  migatodiabetico@hotmail.com


NOTA PARA LOS VETERINARIOS: 


Se a ciencia cierta que muchos veterinarios leen mi blog y se que muchos se han sentido molestos u ofendidos por lo que aquí cuento, sin embargo todo lo escrito en este blog es totalmente cierto; mi experiencia con los veterinarios fue nefasta, mal que les pese a muchos y sobre todo a mí la primera. Algunos pueden pensar que odio a este gremio y no es cierto, simplemente pienso que la mayoría no está al día de los avances en ciertas enfermedades y en vez de ser honestos y reconocerlo, por vergüenza, por orgullo o porque quieren justificar el dinero que nos cobran, juegan con la vida de nuestras mascotas, lo cual denota una gran falta de profesionalidad y honestidad hacia sus clientes y hacia los animales que tratan.
Doy mi opinión a la gente que me pregunta basándome en mi experiencia de tratar a un gato diabético durante 7 años, más otros 9 años de escuchar y responder a la gente que tiene gatos diabéticos, sin importar si es la hora de la comida o de dormir. No cobro por ello, y sin embargo este blog lleva muchas horas de trabajo frente al ordenador porque yo sí intento ponerme al día de los avances en la diabetes felina. Son muchas horas que nadie me paga y que las doy de modo altruista con el único fin de ayudar a toda esta gente que tiene dudas sobre la diabetes y que se sienten angustiados porque no saben qué hacer.
Si la gente me pregunta es porque han perdido la confianza en sus veterinarios, de lo contrario les preguntarían a ellos y no a mí. Y para finalizar, yo doy mi opinión sobre lo que hay que hacer, qué dosis de insulina poner, etc y cada uno es muy libre de hacerme caso o pasar de mí. Por supuesto nadie está obligado a hacer lo que yo digo.
Por favor, lean la cantidad de mensajes de la gente que me ha escrito para contarme que gracias a mi blog o mis consejos su gato se ha salvado, y no se centren simplemente en el hecho de que no soy veterinaria porque muchas veces la experiencia es más valiosa que un papel. Claro, que también pueden leer sobre la gran cantidad de casos en los que la ineptitud de los veterinarios que atendieron a sus mascotas acabaron matándolos y así entenderán mi decepción y la de la gente que me pide consejo.
No se molesten en escribirme solo para ponerme "a parir" por el hecho de dar consejos sin tener el título de veterinaria porque lo borraré enseguida. Yo no engaño a nadie, soy la primera que reconoce que no tengo el título de veterinaria y que mis consejos se basan en la experiencia y aún así la gente quiere saber mi opinión. Si quieren escribir en este blog, serán bienvenidos, pero por favor sean útiles y aporten información útil que ayude a los demás, de esto va este blog, de ayudar.  


        

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